Es el mundo, ( decía el gran abuelo )
como un bosque de lobos trás ovejas;
donde observas la esencia de las fieras
que pretenden saciar su instinto ciego.
Con aspecto brutal, voraz y fiero,
ellos corren violentos por sus presas;
palpitando en sus pechos la soberbia,
por creer, de la selva, ser sus dueños.
Ambición inmoral desmesurada
de asesinos que atacan en las sombras,
han cortado de paz sus blancas alas
encendiendo del odio las antorchas;
que destruyen el brillo de esperanzas
de buscar del amor su luz preciosa.
Autor: Aníbal Rodríguez.