Penurias (el otro)
Aquí, con alma cruenta, flechado por Cupido
yo sé que ella te miente si dice que ha querido
decirte con el cielo que todo va normal.
Los días son espinas matando la esperanza,
a veces lo presiento que inclina la balanza
y eso, eso es lo que oculta buscando el sideral.
Yo soy el que bien tuvo sus besos de jauría,
yo soy el que le llora, pidiendo todavía,
que vuelva y no se vaya muy lejos de mi amor.
Mas ella va esquivando con otro, lo que digo,
yo sé completamente que quiere estar contigo
y llora cada noche buscando tu calor.
Es ella, gran amigo, la fuente más amarga,
es ella el infortunio que el tiempo nos alarga,
el vino que no embriaga, la espada y el burdel.
Yo soy el dulce amante, paciente en sus antojos,
yo soy otro jinete con llantos en los ojos…
pues, ella sigue siendo la dama más infiel.
Y así, está demás… todo, todo lo que sentimos,
nosotros si queremos es cuando más sufrimos;
nosotros somos causa de algo y sin saber…
tal vez lo que nos pasa, tal vez, sea una prueba,
y si esto no funciona, que llore y que se beba
la hiel de sus venenos, por ser mala mujer.
Samuel Dixon