Por la playa vacía vaga el loco,
ausente, sin esperanza, sin alma
que nada le importa, que nadie le ama.
Nada recuerda, ni el día ni la hora.
Barba y pelo cano, largo y escaso,
viste ropa sucia, gastada de años.
Arriba una ola solitaria. Llora
con él su destino de amargo ocaso.
La queda mar apacigua sus daños.