Matias 01

Te veo…

Te veo pálido y me pregunto: ¿Con que alma charlas

en la sombra?

¿Cómo pasas las horas en esa caverna

con los cinco sentidos en la mirada

como un nimbo?

Será mejor que bebas algo -este amargo café-

ahora que hace frío

y la desgracia se edifica en instantes sacros,

corpulentos, a costa de nuestras partes

y al borde -siempre al borde-

del próximo sueño.

 

¿Te habrás dado cuenta que las espigas

crecen bajo tus plantas?

Ahora que tus huesos se han colonizado

de taciturnas gradas y tobillos enviudados;

Me pregunto también: ¿Que resbalón te llevará

hacia adentro?

Acaso, bajo un sol de noche -como este en que

las deudas están aquí, brincando-

llegará esa paz monocorde,

de los arcángeles, en que se corona la carne

de un instante áspero, rígido.

 

Veo cómo vas aclimatándote a lo que viene,

todo ese ruidoso silencio

que se arraiga en las paredes, en la mesa

y en toda la bruma de la tarde;

Cómo van acomodándose los insectos

en los mórbidos costados que van leyendo su suerte

como si fuera su último acto.

 

Como decirte -hermano- hay caminos

que no tienen plural ni momentos encendidos

y el fragor del aire es rozar la desnudez 

de tu esqueleto;

Como decir tengo miedo andar entre mármoles

como si fueran muelas de una pena insobornable

que se acerca…