Las imágenes de la volcánica
industrial
estallaba en un millón de consortes
alfabeticos
No tenía la mínima idea
de orfebrería judicial
era un pollito crudo a la deriva
de la sopa
Trataba de congeniar con los músicos
y armar una banda decente
y no claudicar en producir
enciclopedias de Anagrama
Las estulticias más sonoras
dormían en las fauces de los occisos
y yo los quería besar
y sus féretros estaban sellados