En el sendero del tiempo, mi alma se desgasta,
bajo el peso de los días, su brillo se contrasta.
La nostalgia, como un río, fluye sin cesar,
recordando momentos que no volverán jamás.
El cansancio se desliza, como sombra en la pared
Y al amanecer, la vida sin pena renace y así
como un bálsamo divino, el alba renueva mi ser.
La belleza de lo efímero, en mi corazón se anida, y contrasta entre tristeza y melodías.
Aunque el paso de los días mi energía pueda mellar,
el fresco de primavera siempre me alcanza a acariciar.