Ensayé el guion, eludí los equívocos.
Saturada de coraje abolí mis temores.
Rasgué mis entrañas y afirmé lo evidente.
Aquella afonía aniquiló mis esperanzas.
Cosí mis heridas a sangre fría e ingerí el trago amargo del rechazo.
Absorbí como esponja mis lagrimas y regué mi corazón.
Recolecté mis pedazos ... Partí sin decir adiós