Hay tiempos que se tienen que cumplir…
ni antes ni después, solo cuando deben ser;
y duele la ausencia, duele tener que vivir
sin esas dulces voces que alimentan el ser…
Son dolores que se encarnan en la piel…
inagotables se agolpan, corren sin cuartel
permeando todos los silencios que gritan,
ensordeciendo los sentidos que se asoman…
Me refugio en la profundidad de mis entrañas,
buscando los rastros de tus imborrables huellas,
y tomo de tus manos, la ternura que me arrope…
de tus hermosos ojos, el faro que siempre me guíe.
Más allá del dolor, viviré para continuar tu ejemplo,
llenando de fuerza y confianza a los que nos dejas…
como un vigía, rendiré buenas cuentas a tu nobleza…
con Dios y tu recuerdo, haré de mi corazón... tu templo.