Entre mis recuerdos, pasados y vividos,
Fue una mujer hermosa la que encontré,
Su cabello largo, como luna reflejada,
Sus ojos brillantes, estrellas en su ser.
En su sonrisa hallaba el sol radiante,
Su voz dulce acariciaba mis oídos,
Y al caminar, su gracia era elegante,
Como una diosa de sueño y suspiros.
Sus manos de seda tocaban mi piel,
Despertando en mí un fuego ancestral,
En cada caricia, un mundo de placer,
Embriagándome con su amor celestial.
Sus risas llenaban mis días de alegría,
Sus abrazos eran refugio de paz,
Con ella, el tiempo perdía su valía,
Y en su presencia, todo era solaz.
Pero los recuerdos se aferran al pasado,
Y ya no estás junto a mí, mujer hermosa,
Pero en mi corazón, serás eternamente amada,
Porque en tus brazos encontré la mariposa.
Así, entre mis recuerdos, tu imagen se agiganta,
Siempre serás la mujer más hermosa que conocí,
Aunque el tiempo pase y se lleve la distancia,
Tu esencia perdurará, en mi alma y en mí.