Ímpetus

(soneto alejandrino)

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Solo tú y yo sabemos morir y renacer

en las grises favilas del fuego del amor

en tu pasión prohibida todo tiene color

y en la luz matinal de un dulce amanecer.

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Se yergue de tu cuerpo la llama del placer

y en tu pira ferviente se calma mi dolor,

puedo perder la vida por tu rostro de flor;

no importa si encantado pronto he de perecer.

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Está inmensa vorágine que pesar no concibe

aprisiona en sus ímpetus tu corazón y el mío

solo tú y yo sabemos amarnos a rabiar.

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Mi señera mirada te ve y siempre recibe

de tu diáfano brillo lo claro del rocío

este idilio posee la inmensidad del mar.

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Azul de cianuro.