William Irving Howard Lopez

Nada claro

La tenue luz de las velas

se ha consumido en la oscuridad

de mi habitación,

y los fantasmas de la penumbra

retozan libremente

dentro y fuera de mi cuerpo

en donde tampoco nada está claro,

y apenas deduzco mi existencia.

 

Pero, ¿de dónde vengo?

¿Del evolucionado mono o del divino barro?,

¿A dónde me dirijo?

¿Al cielo prometido, o al infierno advertido?

En la confusa oscuridad no veo nada claro,

ni las puntas de mis dedos que señalan

la dirección de la calle de dónde vengo

ni la cama a donde me dispongo pernoctar.