Como espiga me abate el viento
y con una bocanada de tristeza
se escapa el desaliento
al doblarse mi frágil entereza.
Con impotencia mi fortaleza
al estar envuelta en el lamento
invoca a la voluntad y se esfuerza
en asir el desfallecimiento.
Al erguirme poco a poco
por el dolor en mi alma herida
cauta y con mesura la enfoco.
Aunque como espiga esté retorcida
frente al viento raudo me aboco
y tomaré las riendas de mi vida.