Era esta, una noche estrellada y tranquila.
Nadie en el horizonte, presagiaba, dolores.
Era un jardín con flores de muchos colores.
El sereno en el rosal, sus frías gotas destila.
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El amigo búho, a la usanza, esas flores vigila.
Atento siempre, para espantar los picaflores.
Atento, siempre asusta a los furtivos pintores.
Muy abierto sus ojos, su eficiente pico Él afila.
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La noche está estrellada y, el ave, evita esa luz.
El Búho en su misión de cuido no deja de ulular.
La diestra abeja, con su baile, intenta distraerlo.
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El Búho mira atento a las abejas, esa será su cruz.
Qué es feo señalan, sin embargo, es muy popular.
Ciertamente, en su rol de cuidador, hay que verlo.