Jorge L Amarillo

Nadie como yo...

Nadie mejor que yo para contar las noches y los días
donde tu recuerdo agitaba a mi dolor,
donde mis inocentes palabras se morían
como morían mis lágrimas tan llenas de amor.
 
Nadie como yo para recoger sus propias cenizas
para descubrir lo que guarda mi corazón,
donde mil soledades hoy le habitan
allí donde hoy marchita nuestra última flor.
 
Nadie mejor que yo para ver mis manos vacías
para hundirme en el silencio que gira alrededor,
donde mis penas se hacen mucho más infinitas
con la triste imagen del último adiós.
 
Nadie como yo para despertar de pronto a mi vida
y desangrarme enfermo en mi pasión,
donde yo he dejado a mi última poesía
y me he quedado solo, pidiendo perdón...