(Sonetillo asonante)
Quédate en la eternidad
de la caricia bendita.
Quédate, mi fiel novicia,
en mis brazos, en mi amar…
En lo que un día unirá
la perfección idílica.
Quédate, mi fiel santísima…
en mi hoguera, en mi tic-tac.
Mi reloj marca tu nombre,
y mi boca grita al sol,
¡a la luna!, ¡a las estrellas!,
¡al tiempo que siempre corre
llevando mi corazón!
Quédate en mis horas negras.