Me iré de aquí,
me iré,
pero no para siempre.
Te volveré a encontrar cuando una diosa vacíe los aljibes del mundo
y nos acusen
los hijos no deseados,
te volveré a encontrar y estaremos descalzos,
viejos,
solos
no sé si bajo un metro de tierra o en las ruinas
de un castillos de naipes,
me reconocerás
por el olor a leche de mi cuerpo o por los posos
de tristeza en mi sangre.
Y te recordaré cómo crecían
debajo de nosotros los hongos en invierno,
cómo escribí poemas si que nadie me viera
para ti
y eras de seda
y me dirás por fin que estás arrepentida
de haber sido infeliz.