Y cuando llegue la siesta al recuerdo,
mostrando su sonrisa sin dientes
de barriletes y cordones desatados,
de bicis con rueditas,
y fulbito improvisado.
Cuando vuelvan los helados,
la plaza, el circo sin pan…
Y vos, cuando vuelvas vos,
de madrugada, en las siestas,
serás refugio en la tormenta,
cuando vuelvas, con otra piel,
otro aroma, otro ropaje…
Serán tus ojos,
tal vez de un color diferente,
pero los mismos ojos,
de los que ya sé enamorarme…
Cuando vuelvas…
¿Ya pensaste que haremos
cuando vuelvas?