Y ahora llega el otoño,
viene cansado
como siempre,
sollozando recuerdos
de un verano
hiriente,
todo cae, se desploma,
las noches se hacen frías,
el día se retrae
las hojas antes hermosas
ahora
se han vuelto lívidas
débiles como la brisa.
Ahora solo
habla el silencio
con las sombras.
Y nosotros,
alejados
pero no para siempre.
El azar hará
que volvamos
a encontrarnos,
está previsto
por las estrellas.
Siempre me ocurre contigo
como con los álamos de la vereda:
no debo hablarlos,
pero soy quien te anheló,
quien te pidió amor.
Quien te mostró el fuego
eterno de mi corazón.