Quién es el dueño
del sello de la poesía,
del timbre del verso
y la llave de la rima.
Del canto del agua,
del susurro del viento,
del rugir de las olas
y del graznar de los cuervos.
Quién es el dueño
de la palabra herida,
de la lágrima seca
y del alba adormecida.
Quién puso nombre
al crujir del ocaso,
al beso sin labios
y las manos idas.
Quién detuvo el día,
postergo la noche
y entre sábanas blancas
crucificó su vida.