digo que morir no es para tanto
no es para que hagas tanta alharaca ni teatro
nomás elegite una mueca digna y lo más serena posible y déjate ir
deja que esa caja boba explote como cuando moriste de amor por ese imbécil que no tuvo cojones para decir adiós
permití que se te agoten los latidos como cuando te viste cobardemente sola
sola y muerta de miedo con las entrañas llenas de incertidumbre
no
morir no es para tanto
es como esa vez que caiste del eucalipto y con un brazo roto recibiste una paliza que te mató por ensuciarte el vestidito nuevo
o como cuando no gritaste para desalentar al monstruo que embestia contra tu ya muerta inocencia
no hagas pantomima
morite de una vez que no es para tanto
si llevas casi quince años ensayando tu deceso
acordate
si es como cuando te aplastaron las ruinas de esos viernes en los que esperabas ver llegar a tu padre
y no llegaba y te morías igual
callada y sin que nadie se entere
o como cuando aún eras piba
una radiante y brillante mamá y el médico te sentenció a morir entre cánulas y escalpelos
y vos siempre terca te prometiste que nadie te diría cómo acabar tu vida
morir no es para tanto entonces
es como esas otras veces en las que se te derrotó el cuerpo y se te acabó la esperanza
o como cuando el dolor te dejó deshecha y aún así te empeñaste en sacudirte los huesos y jugar a vivir
entonces
sin tanta alharaca ni teatro
sin público ni curiosos
sin prender las luces ni hacer ruido
como todas tus noches
prendé ese porro y ya no llores por lo que te sabes de memoria
si morir no es para tanto