Olían a albahaca y manzanas
los linos que tu cosiste
en el bastidor montado
con moldura y con encajes.
El lino viejo bordado
por tu amor, iluminado
para tu noche de bodas,
en un armario olvidado
oculta tus iniciales
bordadas cuando soltera
soñabas gozar entre embozos
las caricias de tu esposo.
Huelen a alcohol y morfina
las telas donde ahora duermes
en estas noches quebradas
vestidas con desencanto.
La muerte ronda tu cama,
con vapores importados
desde el ferial de su enjundia,
bajo el tejado aturdido
de las noches sin estrellas,
donde esa enjuta asesina
cambia a veneno tus perlas.
Lucha mirando al espejo,
lucha escuchando los rezos
de mis plegarias vertidas
al manantial silencioso
que mana hacia el arco iris
de Dios todo poderoso.
¡ Huelen a albahaca y manzana
los linos de mi esperanza.!