A mis amigos
YO me hallaba muy lejos de mi ciudad
cuando encontré con el paso de los días,
personas devolviéndome la alegría
que fielmente me otorgaron su amistad.
Fueron transcurriendo despacio los días
sufriendo en mi cuerpo su ausencia fatal,
mis venas, cuán lava que muerte me da,
añoro en silencio su melancolía.
Llegó el gran día de besar a la novia
con su velo de tul y blanco vestido,
chicas del pueblo que un día conocimos
quisimos con ellas llegar a la gloria.
Formando un hogar con el paso del tiempo
y nuestras familias ya fueron creciendo,
jugaban los niños la mar de contento,
eran como hermanos con sus sentimientos.
Por todos nosotros pasaron los años
que dejaron huellas sobre nuestros cuerpos,
tiñendo de canas nuestro pelo negro
sin dejarnos mella en la amistad de antaño.
Hoy, muy lejos ya de aquella juventud,
vinieron a mi aquellos viejos recuerdos
que hicieron conocernos por circunstancia
de la vida, ésta nos llevó por distintos
caminos para llegar a nuestra etapa
final, que no es otra, que nuestra amistad,
permanente e infinita.
José Ares Mateos (Menesteo)