Poco a poco, te vi morir, vencido en tu dolor.
Era por la pena que, guarecía a tu sufrido ser.
No había nada que hiciera revivir tu fe y amor.
La tarde moría y tu cuerpo parecía desfallecer.
*-*
La pena arrastraba toda tu alegría y tu candor.
Es cierto, te recé, pero nunca te pude conocer.
Había frialdad, no pude, cobijarte en fe y calor.
Contigo, no había azul cielo, es morir o padecer.
*-*
Los tormentos, existen y nuestro Señor, los vivió.
Él saldó con mil torturas, nuestra deuda sagrada.
Y aún, no hemos visto, el alto precio de su amor.
*-*
Creas en Dios o no, su reflejo de amor Él te dejó.
Para que, nuestra deuda Kármica, fuese saldada.
Hoy, el terror se impone y, es de amor, el clamor.