Salva Carrion

Navego con mi eterna soledad

Navego con mi eterna soledad

y el consuelo de la tristeza amiga,

en esta cruel noche de luna amarga,

dentro de otra indomable tempestad.

 

Mis manos duras, casi congeladas,

se aferran a la rueda de cabillas,

mantienen el rumbo de las estrellas.

Fijan el barco a son de marejada.

 

Las penas de mis silenciosas lágrimas,

resbalan sobre mis frías mejillas.

Siento desfallecer mi agotada alma.

 

Soy marino viejo de atroces millas,

curtido en duras tormentas y calmas,

y aún navegaré en otras mil quillas.