Caminaba por la sombra de ese camino solitario, cuantas piedras, cuanto por recorrer; solamente hacía falta en su interior un motivo.
Era la fuerza de su espíritu indomable que lo hacía marchar, alzaba la mirada como pidiendo al Todopoderoso un milagro.
¿Sería posible? Era tal vez mucho pedir. Sus piernas rígidas e inertes se encontraban allí, presas de esa fría silla, pero su alma enviaba el mensaje más sublime, ve, lucha con todas tus fuerzas para dar esos pasos que te liberen...
Tu andar es toda una aventura imaginaria, pero la realidad te ata... No lo permitas, busca un motivo, ese que te muestra día tras día el camino por descubrir, con maravillosos paisajes, insectos coloridos que nos hacen ver lo grandioso que es el universo.
Ese motivo sólo puedes descubrirlo por ti mismo, no te lo diré, porque ya lo sabes; sólo que tu fidelidad a esa silla no te deja correr hacia ese anhelado horizonte, el miedo es más común de lo que crees, no por eso te quedarás, no por eso te dejarás de imaginar el cómo se siente la brisa en tu rostro, el ver los árboles entre verdes y ocres.
Tú y sólo tú eres mi motivo.
MD’Oz