¡Haz escuchado cantar a un ángel!
sentir esa voz encantadora,
yo la percibí en una virgen
a quien ahora el alma adora.
La conocí por un oficio
donde la gente reía,
mi único beneficio
fue su simpatía.
¿Quieres verla también?
¡Pues entonces cierra los ojos!
imagina una morena piel
que brille entre abrojos.
Siente aquel olor sublime
sacada de una utopía,
aquí solo se pide
¡Déjame en la orilla!
Entonces, pareces estar dormido
pues flotas en el aire,
cada paso es un delirio
donde quieres refugiarte.
A una dama maravillosa
quien a veces desaparece,
la veo tan esplendorosa
y no sé de donde viene.
Es natural caer en su sonrisa
que cautiva hasta a las nubes,
uno la ve como nodriza
y su paciencia te cubre.
Me gusta verla de lejos
con ese andar vacilante,
en esos vientos añejos
donde nada es lo de antes.
¿Quieres verla también?
¡Pues entonces cierra los ojos!
Se llama Maribel
y de ella me antojo.