Me apresuro a decir, hola,
estoy aquí, vivo un día más,
después seré ignorado
habrá vencido mi fecha de caducidad
mi alma obsolescente,
expirado mi conciencia
diluida mi sustancialidad
una sombra de nada,
solo un producto más
consumido por el tiempo
en el mercado de la carne
bajo la domesticación tolerante
por el trabajo exigido
y la resignación impía
desapareceré sin dejar rastro.