Si no manipula la crítica ya se ve feo,
como un retrógado poeta nunca visto,
y en todo caso jamás leído. Sin saber solfeo
no se libra de su mezquindad ni va de listo.
Así, su físico gordo y su cabeza calvo gemelo,
ni el Cielo lo quiere, ni fémina lo mira,
pues para leerlo hace falta mucho anhelo
para su libro desconocido que nada inspira.
¡Pobre, pobre poeta!. Hecho muy metafísico
sus trovas responde como surrealista.
No encajó nunca su derrota tan típico
en él: aquí está el Nacho menos artista.
Noviembre 2.023
NACHO REY