deciles que se callen
que tenías apenas quince años y no sabías
que una docena y media de Rivotriles sólo serían la puerta a tu costosa soledad
que no tenías idea que te estabas ganando doscientos ochenta días
adormecida entre pibes como vos
niños que no supieron vivir entre golpes y culpas que no eran suyas
deciles que no hablen
que aún eras una florecita sin jardín a la que nadie cuidó siquiera por pena
que cierren la boca porque eras la jodida a la que nadie socorría
la pibita de buenas fachas con los bolsillos germinados de risas compradas
parate y deciles que se callen
que no te nombren ni te acusen
porque nadie te pidió permiso para traerte a la vida otra vez
cerrales la boca como a esa tía vieja y gorda que te dijo puta
sólo porque el yerno te miraba el culo o como a tu jefe
que se creía dueño de tus encantos
y se arrimaba más de la cuenta cuando te hablaba
decile que se calle
a esa compañera de trabajo que se burla a escondidas de tu cojera
que no le debes explicaciones siquiera para que sienta vergüenza
o al idiota ese que te tildó de frígida
porque no le festejaste el chiste sobre tus tetas
al viejo verde y vomitivo que te tocaba el culo
mientras te susurraba todo lo que quería hacerte
sí
deciles que callen que no te dejan recordar tu nombre
o si te llamas como te gritaba la que te parió
todas esas veces que no podías memorizar
cuando estas bastardas eran agudas o graves o esdrújulas
y vos escribiste como desafío
dolor
miedo
(sin) escrúpulos
y te dejó Idiota a golpes jurando que te borraría la sonrisa de tu carita de boluda
o como te nombraba Él
toda vez que intentabas apagar el ruido de tu pecho y dejarte ir
sí
deciles que se callen
que no te nombren
que no te despierten hasta que algún puto dios descubra la cura
para este mal que padeces desde hace cuarenta años
la vida