Joaquín Garcés

Incordio

 

Si el tiempo en verdad hablara

probablemente no nos diría nada,

ni hablaría nuestros idiomas.

 

Tampoco utilizaría palabras;

esto puede dar pie a conjeturar

que en realidad nos está hablando

de una forma que sólo él puede hacerlo,

mas sin embargo no comprendemos.

 

Pero, si el tiempo en verdad existe 

y no es una cosa más 

que inventamos para nosotros mismos,

¿por qué se molestaría en hablarnos?

Si viene existiendo mucho antes que nosotros,

y por lo visto seguirá aquí 

mucho después sin nosotros.

 

Pregúntenle a un perro o a un árbol

qué opina del paso del tiempo o si este existe,

a ver que nos dicen.

 

Quizás ambos respondan: 

\"no es más que un incordio\".