Vuela paloma
y llévale mis letras
a quien tú sabes.
Te está esperando
con ojos muy inquietos
en su ventana.
Y es que mis letras
son bálsamo en su pecho
y en sus pupilas.
Por eso vuela,
recorta la distancia
con gran premura.
Haz que tus alas
prosigan, sin descanso,
el largo vuelo.
Y cuando llegues
entrégale mis versos
y mis caricias.
Tendrás, seguro,
preciosa recompensa,
nunca lo dudes.
Para tu vuelta
vendrás con otras letras
de su poema.
Y así, uniremos
los versos y los besos
de nuestras almas.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/23