La cinta cruje y se engancha,
el audio suena fatal,
el video se distorsiona,
se para y vuelva a arrancar,
busco mis viejas canciones,
las que me hicieron soñar,
las que sonaban el día
en que te pude besar,
pero el casete es muy viejo,
no le quedan fuerzas ya
y llora viejos recuerdos,
pero ya no puede más.
He buscado en el YouTube,
he entrado en Spotify,
pero apenas queda nada
de lo que quiero escuchar,
canciones de los sesenta
que tanto quise bailar
cosechando calabazas
preguntando sin cesar:
¿Bailas preciosa? - No gracias-
me solían contestar.
Pincho un vinilo en el plato
y me tumbo en el sofá,
cierro los ojos y sueño
que puedo rebobinar,
volver a bailar los lentos
que nunca pude bailar,
pero el disco está rayado,
salta y salta sin parar.
Tomo un CD del estante
cierro los ojos y sueño,
el sonido no es el mismo
¡no se puede tener todo!
me sirvo un cubata helado,
canto, bailo, rio y lloro
escribo un poema intenso
y vuelvo a vivir de nuevo:
sin amor ni poesía
la vida es un cementerio.