Tlalxilouani
La tierra está cubierta de brazos invaluables;
de niños y mujeres, de rosas tan loables,
con hombres guerrilleros, ejemplos a seguir.
Historias de titanes, merinos y espoliques,
de tigres y leones, soldados y caciques,
de gente proletaria que van al porvenir.
La tierra tiene el alma suprema de las cosas;
gardenias y geranios, campánulas y rosas,
también la savia viva que brinda la raíz:
pues, de ella el carpintero sostiene su guarida,
libando dulcemente la gnosis de la vida
por medio del sustento que ha sido el buen ‘maíz’.
La tierra es la bandera con nombre de ‘Suprema’,
que un día el gran maestro substrajo en un poema
diciendo con el alma, la tierra es nuestro hogar.
Dichoso es el que vive sembrando la simiente,
durmiendo y despertando, cantando entre la gente
sabiendo que el que siembra tendrá que cosechar.
La tierra es el camino para alcanzar los sueños:
el arte prematuro de grandes y pequeños,
la silla portentosa que espera a su merced.
Si cuidas con esmero lo que nos da la tierra
sabrás perfectamente que no es buena la guerra,
que Dios es la esperanza que calma toda sed.
Samuel Dixon