Paseaba con el cielo anubarrado
golpeaba al avaro viento
que no quería soplarme en la cara
Allí te vi blanca dadivosa
con tus pétalos abiertos
contrastabas con las ruinas
y el declive en los aleros
de una casa abandonada
esas donde sentimos rondan
historias con herencias del tiempo
sin queja me dabas ese gesto
esparcidor con tu olor
Aprecié la senectud
y los tapices de hojas marchitas
que estaban en derredor
haciéndote pleitesía
se agitó mi entraña recóndita
estaba tu tallo lleno de espinas
parecía sonreías
ellas cuidaban de tus pétalos inmaculados
amorosamente en tu soledad
Como flotaron sentimientos
tus espinas hurgaron mis enjambres
y allí vi lo que ocultaba mi sedimento
ellas amalgamadas a tu ser
permite no te ultrajen manos impías
ni lastimen trepadores
a tus pétalos sutiles
Así brotan en nuestra alma las espinas
de nutrirse del crujido de las fibras
la humedad de desengaños
injusticias que chocan con la vida
se afilan con las experiencias diarias
y del andar por entre piedras y fantasías no cumplidas
Por eso surgen como esclavas
en nuestra sagrada desnudez
no lloremos nuevamente
ni nos hiera la malicia
ellas son herramienta de gracia
para que nuestra alma
no quede diezmada
Lale Neda ©®