Pienso en el ayer ausente,
de penas y risas saciadas,
de esta mi historia sufrida,
vivida a contracorriente
de este mi eterno presente.
Mi alma yace condenada
en esta cama postrada,
a esta rutina sumida
de sombras y voces mudas,
de horas que fluyen perdidas.
Mi vejez vegeta lánguida
con mi entraña zaherida.
Partir anciana, olvidada,
mi adiós de vida acabada
que ya muero y nada queda.