Disculpen,
fue que ella me sedujo,
me fue llevando melancólicamente a la nada.
Así, me fui perdiendo en la soledad,
esa oscura vereda que no te deja pensar.
He regresado,
he logrado zafarme de tu provocador
insomnio.
Emborrachado de sueños,
volando cometas, fui astronauta
de mi imaginación,
la luna inalcanzable con la mano,
se posaba sobre mi frente,
y divagué sobre ternuras y suaves manos
que me cuidaban, mientras el sopor
de la clinica me arrullaba con facturas,
colirios y alcoholes,
para despertar esta tarde mugrienta,
gris y sin sol,
acariciada de lluvia tenaz,
como si fuera invierno,
para retornarme en avalancha
de saludos y abrazos,
al presente
de donde nunca debí haber huído.