Tu silencio aún coquetea con mi voz
Y tu cuello añora mis labios
Mis manos sueñan con destrozar
La inocencia que se cierne sobre tu cuerpo
El suave humo que lame tus pechos
Se convierte en latidos estrechos
La incurable temperatura perdida
Descansa en los besos ahogados
La noche intempestiva se cierne sobre tus ojos
Imposibilitados a abrirse en el sopor del tacto
En la perdida total del sentido
Se crean los segundos de cielo
Las caricias extrañas, nuevas y no negociadas
Rivalizan con tu domada inexperiencia
Y yo suavemente recojo tu pelo cuerda por cuerda
Y vuelvo a dominar tu cuerpo gemido a gemido
Lustro la suave piel de tu aura
Con la boscosidad estruendosa de mis manos
Y lacero las notas de tu cuerpo
Componiendo en tus piernas una nueva sinfonía
Arreglada entre tonos suena la melodía
Del oscuro grito de ayuda
Tómame y olvida, emperatriz
Las demencias que de tu reino escaparon
Tómame y olvida dentro de mí
Las horas que de lluvia se mojaron
Delata suavemente en tus intenciones
La desesperación que deslizan tus ojos...