No tenía.
No tenía miedo
No tenía dolor.
No temía de la angustia por las noches
Solo yo, solo yo.
No tenía angustia
No sentía temor
No temía de la frialdad de mi corazón
Solo yo, solo yo.
No tenía
No tenía
No tenía ganas y me sobraba el desdén de mi reflejo en el espejo de mi habitación.
No era yo, no era yo.