Y vuelvo en cada otoño
a recoger tus grises hojas.
Vuelvo a ti en invierno
a barrer nieve y sombras.
Vuelvo a ti en primaveras
a sembrar flores y auroras
y veranos son siempre tuyos
de sol, trigo y amapolas.
Vuelvo a ti en noches oscuras
a mojar sábanas de aromas
y llenarte de besos y abrazos
para que la luna no esté sola.
Vuelvo a ti y no me he ido
a entibiar todas tus horas.
Sembrado abriles heridos
en noviembre de larga cola.