Con miedo siempre se esconde,
se oculta en realidades.
Y escondiendo, sus verdades,
será siempre un perdedor.
¡Qué no diga que es valiente,
ni que grite algarabías
porque con sus cobardías
va negando su valor!
Si su boca se enmudece
cuando mira un cataclismo
que no diga con cinismo
que su afán siempre es servir.
¡Y quién le creerá al «mudo»,
el que hablando, nada dice,
pues su verbo contradice,
por los que dice morir!
¡Será un cómplice, seguro,
pero nunca un fiel guerrero
con espíritu muy fiero
en contra del mismo mal!
Si ante el mal queda callado
porque teme reprimenda
esperemos, que comprenda,
que su verbo es inmoral.
Quien se jacta y no hace nada,
quien presume y no se mira
vivirá con la mentira
que almacena en su perfil.
¡Ah de aquel doble rasero
que cargando va el fulano
con su verbo siempre vano
y se arrastra cual reptil!