En la oscuridad floresco, y con mis propias lágrimas me riego.
Me marchito poco a poco, y con mis penas, me visto de luto
Mi cuerpo duele; pues, estoy cubierta de espinas que llegan hasta el fondo de mi ser, empalando mi sucio corazón.
Soy lo único que crece en este abismo solitario. La semilla que solo sabe de oscuridad, que creció sin jamás haber visto la luz.
Soy la flor que emula a la muerte. Viva, y muerta a la vez. Mortal, pero con un sufrimiento eterno.
¡Martirio! Solo eso existe para mí. ¡Martirio y desesperación! Nada más en este mundo conozco.
¿Quién puede escuchar el llanto de algo que no tiene voz? ¿Quién podría salvar a algo que ya nació condenado?