Es la sonrisa lucero
de mágico amanecer,
dulce expresión del querer
con un sentir muy sincero;
la alegría es pebetero,
lo más sutil del querer;
el más supremo placer
de un proceder siempre austero;
tiene un toque de humildad,
una cascada de amor,
una entrega de verdad;
es un honesto fulgor,
de gran autenticidad
y de fraternal fervor...