En el diario de mi mente,
escrito está tu gesto,
de el deseo permanente
de amarme sin pretexto.
No me desligo del contexto,
hasta en tu sueño despierto
un amor senil y cierto
rayando en lo perfecto.
Un amor imaginativo
sin besos ni caricias
se acentúa la delicia
un encuentro permisivo.
En instantes decisivos
dónde urgen las pasiones
imponiendo emociones
de muchos años contenidos.