Desperté de madrugada:
me llamaba este poema.
Asomado a la ventana
me miró la noche negra
con su llanto entristecido
de goteras.
Por el aire frío y húmedo
subía el vapor del sueño,
mansa la lluvia mojaba
la soledad del silencio
en la ciudad ignorada
de pesadillas y cuentos.
Tantas veces contemplamos
el desvelo que nos sueña
absortos y ensimismados
como en esta noche incierta.