Danzando en plateado compas de tu dorso, abrillantado con mantos sabor a miel, azucarado aquel paladar que me obsequiaste con tus suaves y dulces palabras, conservando tu danzar en mis manos cautivas de asombro en cuyo regazo pude degustar tu enorme desahogo.
No mal interpretes mi encanto por ti, algunas veces mis aciertos suelen ser casi físicos, casi seductores; mas la sutileza viene atada a la sensación de estar estrechamente unido a una fuerza oculta, tal como mi admiración por la iluminación de tus ojos suele descifrarse como unicornio desbocado.
Me he imaginado cayendo en este estrellado cielo aunado a tus fortalezas sin importarme siquiera si podré vivir en este cuerpo nuevamente si así lo decidiera mi espíritu; ya que no hay mayor desafío que despojarme de esta existencia con tal de salvar tu nombre y el significado que te rodea.
Muros que resguardan estas minas, en cuyas galerías se explotan los tesoros de nuestros encuentros para olvidar lo presente y lo pasado; pues lo vivido interactúa sofocando el calor de mis crepúsculos y la oscuridad exteriorizada en mi semblante. Desearé desde ahora queriendo reencontrarte en cada horizonte de este bosque, y aún cuando no es mi decisión irradiarme con tu semblante, esperare hasta que llegues para bañarme mezclado a ti en un desenfrenado contraste.
PARC - 2010