Muere mi ciudad.
Sus gentes marchan en caravana.
Se habla lo mismo todo el tiempo,
el absurdo se apoderó del espíritu.
Nadie sabe adónde ir.
El invierno es calor
y el calor es fuego.
La gente es nada
y es gente a la vez.
La melodía es fango.
Las palomas vuelan
en la misma dirección,
junto a buitres que te desgarran
cuando quieres salirte de lo común.
Ciudad vacía,
que muere,
en la que ya no hay nada
que hacer.