Cuando percibo el timbre de tu eco
soy presa fácil de la dicha
-y me embarga la agitación
que hasta mi mente se extasía con tu canto-
y mi pulso se vuelve descontrolado
tu castidad de doncella más resalta
cuando entonas las letanías
cual lo hacen lo seres alados
-como una lluvia de estrellas sobre mi cielo
es la melodía que de tu voz emerge-
quizás es el trinar de un ave
que manifiesta su pesar
-¿a dónde se escabulló tu júbilo?-
las penas te abaten oh mía
detén ya tu canto te suplico
-cuánto dolor me causa el oírte-
la indisolubilidad entre los dos se esfumó
-nada es eterno en este suelo:
la muerte con todo acaba-
detén tu canto ya que ahora
lentamente muero