En ocasiones me alejo
deseando el sosiego sin condenas,
sin mirar los retratos en la pared
que amarillean de soledad y gozo vano,
me alejo sabiendo que al mar
lo seducen olas transparentes, al mirlo
el brillo del paisaje y al sol
los caireles nacarados de la luna.
La esperanza me sonríe al salir de casa,
comparten el pan y la sal de mis afanes
un perro viejo, mis zapatos desgastados,
mochila, libreta y pluma
que no saben el porqué de los dilemas.
No se puede tapar al sol con un dedo,
no se puede ser mejor si la vida que deseas
habita en tu interior y no lo sabes,
cuando mueres día a día tan solo de pensar
que eres uno con la piel de la desdicha.
A diario anhelamos ser más y olvidamos
que somos lo mejor que tenemos,
olvidamos que somos hijos de Dios
y participes de la creación,
que somos viento, cielo y esperanza.
Me alejo para observar
el despertar del mirlo de mañana
para exiliarme del ajetreo cotidiano
y escuchar la voz que nadie escucha
pero todos llevamos dentro.
Me alejo igual
que claridades de penumbras
y el silencio del ruido ya que sabe
que amar la soledad, no es anatema.
Autor…reh