Regocijo invernal
Ya se respira la tibieza del aire suave que anuncia el regocijo invernal,
agotada la furia de las tempestades de verano y huracanes del otoño,
añorando los aromas de oyamel y de pino en el bosque del invierno
Vacilante la memoria, añorando los amaneceres del nevado ventanal,
en el balcón desierto, y en el techo, el nido abandonado en primavera;
se alejan las aves; al compás de las manecillas de la época invernal;
del mar de lánguidos atardeceres, en el ocaso otoñal tan placentero,
resonando en el viento, el eco tembloroso de la suave tibieza invernal
Sosegado en la ventana, atrapado en el cristal, el recuerdo del olvido,
soñando en la claridad, estrujado por la alegría del regocijo invernal