Me estaba yendo
-ya solamente el meñique de mi mano
se sostenía del meñique de tu mano-
y repentinamente estaba tu boca
tan cerca de la mía
«nos vemos luego»
me expresaste
-de modo tan quedito-
que me ericé y mis ojos se enfocaron
en los tuyos
-cerraste tus párpados-
era inevitable: nuestros labios se juntaron
por primera vez
no me cabía en la cabeza
tanta fortuna que me fui de ahí
dando brincos por las callejuelas
y tú me espiabas sonriendo
en secreto desde tu recinto
giré la mirada para pillarte
y sin perder de vista tu posición
caminé por un cruce de peatón
-con emoción desbordada
te veía mientras me alejaba-
abordé al tren ligero y no podía
recuperarme de la impresión
estaba tan inquieto que notó el tren
la algarabía de mis sentidos y me disculpé
diciéndole que comprendiera
lo inesperado de mi fruición:
mi amada y yo
nos besamos por vez primera